Últimamente se habla mucho de los robots. Realmente, A la gente que trabaja en fábricas le preocupan aspectos más profundos como ¿me va a quitar esta máquina mi puesto de trabajo? A los militares les preocupa que robots de Boston Dynamics les relegue a un segundo puesto, un segundo puesto con el que no te tendrás que jugar tu vida en caso de guerra.
Y así con todo. La idea es que en unos años, los robots podrán hacer la mayoría de cosas que hasta ahora hacia un humano en su puesto de trabajo. Y la consecuencia no es otra que el despido, todo sea dicho. Es más, algunos como Bill Gates ya están proponiendo la creación de un nuevo impuesto tipo IRPF para los robots. Nada más lejos de la realidad.
Si echamos la vista a la primera revolución industrial y sus locomotoras a vapor, veremos que fue un salto enorme en cuanto a productividad. La locomotora permitía transportar mercancía que hasta ahora se venía transladando a su destino en carros de caballo.
En el mundo de la agricultura, la llegada del tractor segador supuso un aumento inmenso en la productividad. Antes de la segadora necesitabas 50 hombres para cosechar una hectárea. Ahora, con una máquina y un hombre cosechan la misma cantidad de terreno que los 50 hombres del caso anterior. ¿La diferencia? Los 50 hombres no habían ahorrado para comprar un bien de capital (el tractor) que vale por el trabajo de 50 hombres. Esta es precisamente la diferencia entre países pobres y ricos. Los primeros no cultivan con tractor.
Dicho esto, en pleno siglo XXI, nadie pide que se prohiban las cosechadoras. Y es que la sociedad de productores asume que una cosechadora es indispensable a día de hoy. Entonces ¿por qué le tenemos miedo a los robots?
Visto así, los robots van a suponer una explosión inmensa de la productividad, que se traducirá básicamente en:
La comida (y los bienes de consumo en general) serán más baratos. Más abundantes. Incluso podría eliminar por fin el hambre en el mundo subdesarrollado.
La productividad: la productividad aumentará hasta cotas jamás conocidas por el hombre. El productor solo deberá preocuparse de que sus robots se comporten bien (por cierto, no se cansan ni se quejan) así que el humano se limitará a supervisarlos y repararlos. Y para repararlos, aún tendremos que avanzar mucho para que sea otra máquina la que tenga la capacidad de repararlos. Ya no hablemos de la autoreparación. La IA está más lejos de lo que creemos.
Las personas que crean robots: para crear un robot hacen falta ingenieros especializados en una serie de ingenierías para las que la mayoría de la gente no sabría por dónde empezar. Si bien habrá una alta demanda de humanos (cada vez tiendo a separar más el concepto de persona/humano), también es verdad que otras muchas personas no serán capaces de competir contra los robots. Si prefieres verlo desde un punto menos agresivo, muchas personas no aportarán el mismo valor que las máquinas.
A todas estas personas que sean desplazadas por los robots solo les queda un camino: aprender algo que las máquinas no sepan hacer. Y sin más cosas de las que podrías imaginar. Vale que te echarán de la cadena productiva en las fábricas. Pero fuera existen miles de cosas que las máquinas en las próximas décadas NO sabrán hacer:
Y es que las máquinas solo hacen lo que se les ordena que hagan. Su capacidad de aprendizaje si bien existe, es muy limitada. Y conseguir una IA que desplace por completo al ser humano aún está muy lejos de conseguirse.
Si crees que las máquinas van a desplazarte es momento de aprender habilidades nuevas. Dudo que las máquinas en el medio plazo puedan ser abogadas, programadoras, padres, profesores... La moraleja es buscar una profesión que no pueda ser sustituida por una máquina.
Si ahorras, no solo tendrás un futuro más dulce. También podrás comprarte un robot que podrás ponerlo a producir. Y sí, todos los beneficios de su producción serán tuyos. Dicho de otra forma los robots trabajarán para nosotros, lo que traerá un boom en la cantidad de bienes disponibles que mejorarán la economía. Tú, como empresario, simplemente le tendrás que pedir a tu robot que fabrique tal producto por ti. Incluso con Internet, podrás darle instrucciones a tu robot mientras te tomas un mojito en la playa bajo el Sol.
Por este motivo, el futuro que viene es fascinante. No le tengas miedo a las máquinas. No robarán tantos puestos de trabajo como la gente piensa. Y si es tu caso ya sabes la receta: o bien cierras disciplinas como programación o ingeniería) para aprender a crearlos; o bien empieza a ahorrar para que con esos ahorros puedas montar tu propia fábrica en la que tus trabajadores sean robots.